A veces la vida nos deprime. Las situaciones difíciles hacen que nos desanimemos. Esto es natural (e inevitable). Pero hay otro tipo de desánimo que surge de una sensación de "debería ser mejor que esto" o "pensé que era mejor que aquello".
Lo creas o no, la raíz de ese desánimo es el orgullo: un deseo de ser fuerte sin la ayuda de Dios. Hoy, el p. Mike analiza este fenómeno, nos ayuda a reconocerlo en nosotros mismos y nos da algunos consejos para dejarnos llevar y sacar nuestra fuerza solo de Dios.